Restableciendo la armonía en el mundo, recuperaremos nuestra verdad, nuestros valores, motivados por el llamado de nuestra historia, porque creemos en nuestra cultura ancestral. Encontraremos a nuestros aliados en toda la gente buena y honrada de los pueblos del mundo. Cada momento dentro de este camino infinito, será valioso, luminoso, un culto, un regreso a la vida, la recuperación de nuestra autoconciencia.
Nuestras creaciones; entre ellas, de arte y literatura, seguirán impregnadas del espíritu y de la eterna lucha, por la libertad. Multiplicaremos corazones que vibren de orgullo por haber nacido, por ser, en esta tierra. El Creador sintetizará lo que ocurre dentro de su sociedad y será fiel a sus ansias de ser plenamente libre, suelo de iguales, donde trabajamos hombro a hombro por el pan y la palabra de todos. Nuestra comunicación será la más cercana, la más real, primaria, aquella que une nuestras manos y miradas. Toda expresión, emitida por cualquier medio, pero sobre todo cara a cara, enaltecerá lo más sublime que guarda el alma humana. Todos somos creadores, y en la cumbre brillaremos cuando todas nuestras acciones estén fundadas en el amor, entonces las grandes virtudes serán la honradez, la humildad y la solidaridad. La admiración mayor la sentiremos hacia la gente valiente, austera, honesta, leal y justa. Propagaremos su ejemplo, difundiremos sus palabras. Las nuevas generaciones seguirán el camino de la Revolución y construirán una sociedad nueva en Socialismo. La idea rebasará las fronteras, nos reconoceremos hermanos, cada pueblo expresará y cultivará su propia esencia en diversidad, encontrando la raíz que nos unifica en sentimiento y acción.
Todos tendremos acceso al arte, a la ciencia y a la técnica puestas al servicio de la sociedad en equilibrio con la naturaleza, única forma de ser grandes. Entonces, daremos todo por la humanidad entera.
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