lunes, 14 de noviembre de 2011

La canción: vínculo entre el hombre y la naturaleza

Fotografía: Juan Ramírez. Composición: Jenny Medina. Equipo de diseño de OCRI - Menpet
 
Alí Primera y el compromiso amoroso con la humanidad.
La canción: vínculo entre el hombre y la naturaleza


La única arma que poseo es mi canción y el apoyo de mi pueblo”i

El testimonio del origen de un pueblo va de una generación a otra a través de la tradición oral. Algunos, llegan a vincularse tanto con su realidad que encarnan las tradiciones y se convierten en mediadores entre una época y otra.

Existen muchas definiciones de cultura. Puede decirse que cultura es todo lo que hace el hombre, reflejo de las creencias, costumbres, códigos y normas de comportamiento que rigen la conducta de los individuos en sociedad. También es la interpretación que tenemos de la realidad, reflejo de nuestra sensibilidad, construcciones mentales, abstracciones, emociones. La cultura reproduce las condiciones espirituales de la vida, de acuerdo a la reproducción material de la sociedad; es decir, de acuerdo al trabajo. Se define por la cualidad del vínculo entre el ser humano y la naturaleza.

Aquel que labra la tierra, canta durante su faena para acompasar sus movimientos, también para alentarse y confortarse. Lo mismo el que pesca, el que ordeña. El ser humano transforma a la naturaleza y así garantiza su supervivencia. Cuando canta, danza, escribe, ése ser humano habla de sí, de lo que ama, lo que sueña, lo que teme, y así garantiza la supervivencia de lo que le da sentido a la vida.

Nos acercamos a la cultura para entender el comportamiento social del hombre y su relación con el entorno, con la intención de descifrar la esencia humana.

Labrar la tierra, es la acción que dio significado al termino culturaii. Del hecho literal de cultivar la tierra, cultura amplió su significado al hecho de cultivar otras cualidades del hombre, aquello referido a lo intangible, al hallazgo de lo que no conocemos. Ese saber con el que alimentamos nuestra espiritualidad que después se convierte en motivación para buscar nuevos conocimientos y desarrollar otros talentos, derivados del descubrimiento de nuestra esencia, de lo que somos capaces de sentir, de hacer.

Ahora, en momentos de cambios tan trascendentales para la humanidad, es imposible dejar de cuestionar el comportamiento de una sociedad, la sociedad del capitalismo, que cava su tumba, que sólo piensa en función de acumular y consumir, mientras los recursos naturales se agotan y el planeta enfermo se entrega a la muerte.

La canción habla del hombre en un tiempo y una circunstancia determinada. La canción de Alí es en esencia antiimperialista, denuncia a la cultura del capitalismo que destruye lo humano.

Tal vez, cuando se buscó a sí mismo, Alí encontró esa verdad que se transmite de una generación a otra, vertió su poesía en la música tradicional venezolana y se convirtió en un intérprete de nuestro tiempo.
 
Alí, permanece por lo genuino de su canto. Su poesía, sencilla y profunda, cobró vida con la tradición venezolana y latinoamericana. Su canción, se hizo crónica de la historia, los valores, las alegrías y los dolores de los venezolanos.

Defensa de lo humano

“No me doblegará señor sistema…” Escribió Alí. Fue el encabezado de un escrito suyo publicado el 3 de mayo de 1982, titulado “Soy mosca y soy abeja”. Entonces, estaba siendo asediado por los cuerpos de seguridad del gobierno. El presidente de turno, era Herrera Campins, pero el asedio, la persecución, los asesinatos y las desapariciones habían empezado dos décadas antes. Era parte de un plan de exterminio sistemático de dirigentes políticos revolucionarios, puesto en marcha por los Estados Unidos en nuestra América.

Alí, cantaba la verdad. Y no por ser cantada, dejaba de ser incómoda. “A ustedes señores del sistema, les disgusta que tengamos profunda fe en nuestro pueblo y que por que él seamos mosca y abeja. Mosca porque nos meteremos en la mierda si es preciso para defenderlo y sacarlo de ella y abeja porque añoramos y cantamos a la flor de la victoria. El cantor no puede cantarle a la flor solamente, sino que cuando le llegue el tiempo debe cantar también contra la mierda y llamarla por su nombre.”iii

Alí, tenía 39 años cuando escribió estas palabras. Con ellas, denuncia las amenazas y las agresiones que él y su familia, habían padecido, pero también plantea el papel de la canción, como arma de lucha contra la alienación y la fragmentación de la sociedad.

Arma popular que defiende al pueblo contra la transculturización que niega su identidad y su memoria libertaria, canción que ayuda a sostener la esperanza en una Patria más digna y solidaria, en una patria más bolivariana...”iv

Los humildes, conocían su origen, se identificaban con su poesía y tarareaban su canción. Hoy, a 70 años de su nacimiento, para muchos venezolanos, Alí Primera fue un visionario. Su temprana desaparición física y el surgimiento de la Revolución Bolivariana afianzaron su legado y le hicieron partícipe de la construcción de la nueva humanidad.

“El arte que no milita en la defensa de la condición humana del hombre, no es arte y mucho menos arte popular”v.

Alí, militó a través de la canción. Defendió con ella lo más puro del alma humana, luchó por vencer la sombra de la ignorancia, los temores que mantienen al hombre alejado de sus iguales y de sí mismo.

Todo empezó de una semilla
Y vas contando morios
en las cuentas del rosario
pero ah mundo Mama Pancha
Ay que rosario tan largo
pero ah mundo Mama Pancha
Ay que largo es tu rosario
vi

Mi abuela me contó que todos los habitantes del caserío, podían seguir el rosario que Mama Pancha rezaba. Su voz era tan fuerte que todos podían seguir su rezo. Así era cada noche en San José de Cocodite, el pequeño poblado donde vivía.

Carmen Adela Rosell y Antonio Isidro Primera eran sus padres. Cuando Antonio Isidro murió, Alí tenía 3 años. Carmen Adela y sus hijos fueron recibidos en la casa de la abuela paterna, Mama Pancha.

Podría ser que su voz, su forma de cantar, estuviera inspirada en el rezo ronco y fuerte de Mama Pancha. Lo que sí sabemos es que su niñez, de privaciones y dificultades, lo hizo sensible a las injusticias.

El empeño del campesino paraguanero en labrar la tierra, la sequía, el cují, la miseria, el sabor del semeruco, la soledad, el salitre y la mar inmensa, todo está presente en el trabajo musical y poético de Alí.

Su imagen, su voz, la solidaridad que demostraba a amigos y extraños, su modesta forma de vivir, igual a la cualquier hombre o mujer que se nutre del aliento, cálido y salado, latinoamericano, emergió imponente en un tiempo en el que el sueño americano usurpaba nuestra identidad. 


Dariela Tello Medina 


i Alí Primera. “Soy mosca y soy abeja”. El Nacional, 3 de mayo de 1982.
ii El término cultura proviene del latín cultus que a su vez deriva de la voz colere que significa cuidado del campo o del ganado. En la mitad del siglo XVI, el término cultura es utilizado de manera simbólica, refiere el cultivo de cualquier facultad.
iii Alí Primera. “Soy mosca y soy abeja”. Ibíd.
ivAlí Primera. “Soy mosca y soy abeja”. Ibíd.
v Alí Primera. “Soy mosca y soy abeja”. Ibíd.
vi Alí Primera. Mama Pancha.


Uno de trabajos publicados por la revista Petróleo y Revolución. "La canción: vínculo entre el hombre y la naturaleza" y el escrito de Isaura Rodríguez Pérez: "A Baliquia le gustaba el cazón", fueron publicados por los equipos de prensa y diseño de la Oficina de Comunicación y Relaciones Institucionales del Ministerio del Poder Popular para la Energía y Petróleo, como una edición especial, el pasado 31 de octubre.

Isaura Rodríguez Pérez: "A Balikia le gustaba el cazón"

Fotografía: Juan Ramírez. Composición: Alfredo Buenaño. Equipo de diseño OCRI - Menpet.
A Balikia le gustaba el cazón

“Mami guardame cazón, guardame chivo”, le decía por teléfono ‘Balikia’ a su mamá antes de visitarla.

Mireya, una de sus hermanas, recuerda que él viajaba con frecuencia a Falcón y que no le faltó a Carmen Adela, su progenitora, en Navidad y fin de año.

Café sin azúcar, pabellón, especialmente las caraotas y, el cazón ‘boronaito’ le gustaban a ese hombre que fue Alí Primera, el que siendo un niño jugaba con metras, boxeaba y limpiaba zapatos.

En aquella tarde en la que Mireya y Elí, ambos hermanos de ‘Balikia’, evocaron momentos de la vida del cantor durante una conversación que pretendía ser entrevista, ella reconoció que ha recibido a visitantes que van a llorar a ese hombre comunista, como él se autodefinió.

En la calle Bolívar del barrio Alí Primera -que antes se llamó La Vela-, en el estado Falcón, está la casa de Carmen Adela, la mujer que parió 11 hijos, el sexto fue Alí, por cuya vida llegó a sentir miedo, confesó Mireya.

Detrás de esa vivienda se encuentra el museo en el que retratos, fotografías, discos y hasta el cajón de limpiabotas de ‘Balikia’ se exhiben.

Mireya vivió en Maracay, estado Aragua, hasta aquel año 1985. Otro hermano había muerto un año antes, se trataba de ‘Bagueuto’ (Héctor Antonio), quien a su vez estando muy niño comenzó a llamar con el apodo ‘Balikia’ a Alí.

“Yo no quise regresar a Maracay después de la noticia, él tenía la idea de que me viniera”, dice ella, quien aclara que él “siempre estaba pendiente de mami”, le gustaba ir a la playa con la familia e, incluso cuando salía del país “estaba pendiente de llamarnos”.

“Alí fue un personaje único, pana, amigo solidario”, expresa Elí, el hermano menor, quien recuerda que “había que echarle pata”, refiriéndose a las iniciativas de Alí de acudir a los “alicistas” para que le compraran bonos que le permitían recaudar fondos que destinaba al alquiler de estadios y pago de hospedaje para esos encuentros como la Canción Solidaria con el Pueblo Venezolano, Canción por la unidad del Pueblo Venezolano y la Canción por la Victoria del Pueblo Salvadoreño.

Leonel Lugo, residente del estado Falcón, del mismo barrio donde cada año, cada 31 de octubre -día del cumpleaños del cantor- , se obsequian juguetes a mil niños, conoció a Alí y recuerda: “yo le lavaba el carro y él me daba un long play”.

Hoy, en formatos diferentes al de elepé la música de Alí sigue siendo necesaria. 

Isaura Rodríguez Pérez


Uno de trabajos publicados por la revista Petróleo y Revolución. "La canción: vínculo entre el hombre y la naturaleza" y el escrito de Isaura Rodríguez Pérez: "A Baliquia le gustaba el cazón", fueron publicados por los equipos de prensa y diseño de la Oficina de Comunicación y Relaciones Institucionales del Ministerio del Poder Popular para la Energía y Petróleo, como una edición especial, el pasado 31 de octubre.