viernes, 12 de octubre de 2012

Batalla electoral o guerra simbólica






Luego de las elecciones del 7-O, con la reelección del comandante Chávez, de nuevo el sector más irracional de los opositores sale a la calle a expresar, entre gritos y lágrimas, su inconformidad. Los vimos de nuevo en Altamira, menos en número, más en desorientación.


¿Por qué se resisten? Nos asombramos de su incapacidad de entender la realidad y de las reacciones de los más atrevidos. Juzgamos a los medios, y los culpamos, acertadamente, de ser los causantes de esta disociación masiva, pero no pensamos en cómo es que logran este efecto en ellos. La sociedad capitalista tiene en la tele y el resto de los medios la fuente de sus ideas, con sus argumentos listos para defenderlas. El grueso de los que votaron a favor de Capriles, representa una ideología y una espiritualidad, son el reflejo de la realidad mediática, la síntesis neurótica de necesidades vanas, egolatría y sensibilidad reprimida.

Y sí, tienen razón de sentir así. ¿Por qué tendría que ser distinto, si los "valores" que dominan la sociedad son los que los definen? Nosotros, somos los que desentonamos, la falla del sistema que lo controla todo. Seguimos a Chávez porque es la voz que viene de lo más hondo del pueblo humilde, expoliado y despreciado, y algo, que muchos no sabemos bien qué es, nos hace eco de esa voz que trajo consigo una verdad tan insurrecta como incomprendida.

Ésta, no es una batalla electoral, es una batalla cultural, simbólica. Lo que se enfrentan son símbolos que configuran nuestras realidades. Todo es simbólico.

Dormimos con el enemigo. Apoyamos al comandante, seguimos esa verdad que representa, pero tenemos incrustados, en nuestras mentes, los símbolos del capitalismo, y así batallamos a quienes siendo nuestros iguales, trabajadores como nosotros, defienden a los capitalistas, a la sociedad que no quieren modificar, al mundo que no entienden que hay que salvar.

La mayoría de nosotros sabe que el capitalismo propone la concentración de la riqueza social de los que se reconocen como únicos capaces de guiar al resto, estableciendo relaciones de explotación basadas en el todos contra todos, en el egoísmo. El socialismo, en cambio, tiene como fundamento espiritual al amor, a la solidaridad, porque no puedes explotar a quien amas, a quien consideras tu igual. Proyectado a la sociedad, el socialismo, plantea  nuevas relaciones entre los seres humanos, y de la humanidad con el mundo natural, la repartición igualitaria de la riqueza que producimos con nuestro trabajo, el consumo racional de los recursos naturales.

En nuestro entorno ¿Qué valores alimentamos más?

¿MUD o descontento?

Ganamos la batalla electoral el pasado 7 de octubre. Pero ¿Cómo quedamos en la guerra simbólica? Los logros de la Revolución Bolivariana son tan grandes que la respuesta en votos debe ser gigante. Pero no es así. Ganamos la elección pero nos vemos comprometidos en la guerra simbólica.

Esto debe hacernos pensar en los estímulos materiales que nuestro Gobierno Bolivariano promueve. Ciertamente es una deuda social que está siendo saldada, pero la recompensa espiritual debe estar por encima de todo lo material. Debemos educar, hacer entender que las misiones, las viviendas, los logros, son parte de una lucha por hacer a nuestra nación  más igualitaria y justa, que esto no sería posible con otro gobierno, y menos con uno de derecha.

Entonces ¿La contrarrevolución creció por apoyar la propuesta de gobierno de la Mud, o porque lograron captar el descontento, consecuencia de las fallas que la Revolución Bolivariana ha tenido?

Quizá, la respuesta sea: todas las anteriores. La mayor parte de los que se oponen a Chávez se oponen a sí mismos, a la herencia de Bolívar, a la integración de Nuestra América, a nuestro deber de guiar a la humanidad a su evolución espiritual. Desencantados o no, de la Revolución Bolivariana, este voto es un voto inconsciente, inmaduro. El candidato opositor se dedicó a captar este voto, y lo consiguió.

Lo más grave es que hicimos lo mismo que los que se oponen a la revolución, buscamos voto sin conciencia.

Corazón venezolano

El pacto de nuestro gobierno bolivariano con la derecha no tiene cabida. Debemos, por el contrario, como pueblo y gobierno, profundizar los cambios ofrecidos por la Revolución, y en este sentido, como parte del trabajo del Sistema Nacional de Medios Públicos, debemos darle espacio a las propuestas de las organizaciones de todo tipo hermanadas con la construcción del socialismo y promover los valores de la sociedad socialista, valores que se expresan en lo ideológico, y por tanto en lo político y lo económico, pero también los valores que dibujan la sociedad socialista del futuro, expresados en lo espiritual, y para abarcarlo todo, en lo cultural, porque lo que propone la revolución es una cultura: la cultura de una sociedad socialista.

El enriquecimiento de nuestro análisis depende entonces, de comprender que la cultura, que lo cultural lo abarca todo. Lo que pensamos, lo que hacemos, lo que comemos, lo que vestimos, lo que escuchamos, lo que "nos gusta" es reflejo de nuestros valores. Y si estamos en camino al socialismo, esa transición está llena de contradicciones, pues los valores capitalistas nos atan al pasado y nuestras convicciones, nuestras ideas, nuestros sentires,  nos llaman al futuro.

En el Canal Clásico, de Radio Nacional Venezuela, como productores, el trabajo que hacemos es exaltar y difundir los valores del pueblo venezolano, los que están en su canto y en sus danzas, en su música y poesía. "La savia para ser fruto, debe entrar por la raíz", cantó Alí Primera. Muchos antes que nosotros ya plantearon el regreso a la raíz para fundar el mundo nuevo, sólo que ahora estamos en el tiempo de hacerlo.

La Revolución Bolivariana es el regreso a las raíces para construir lo nuevo, con ella comprendimos la magnitud de la gesta de nuestra independencia con todos los hombres y mujeres que sembraron su sangre en nuestra tierra y la magnitud y trascendencia del pensamiento de nuestro padre Bolívar.

No detengamos los cambios, pensemos que así como pasa con la comida basura, que nos mata lentamente, pasa con la música basura, con el pensamiento basura, que es anti amoroso, que nos aleja de nuestra esencia humana. Es muy fácil notar eso en las invasiones del imperialismo, pues acompañan las masacres con la eliminación de sus formas de organización, de su historia, de su música, todo esto para fundar la cultura de consumo, de centro comercial, de egoísmo.

Tenemos que soltar esos valores basura que obstaculizan el tránsito a la sociedad socialista.

Escuchemos, valoremos, difundamos nuestra música tradicional venezolana porque es la síntesis espiritual de nuestro pueblo. Chávez es nuestro líder porque sintetiza lo que somos, como lo hace nuestra música. Ella, es la que guarda lo más bello y puro, lo más humano, lo que sintetiza, junto al Comandante, eso que plasmaron en el lema "corazón venezolano"

"Alma buena e' Sabaneta, corazón venezolano, corazón que sabe lo que quiere, corazón que sabe dónde va... Comandante... Corazón venezolano..."


DT

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