Luego de las elecciones del 7-O, con
la reelección del comandante Chávez, de nuevo el sector más irracional de los
opositores sale a la calle a expresar, entre gritos y lágrimas, su
inconformidad. Los vimos de nuevo en Altamira, menos en número, más en desorientación.
¿Por qué se resisten? Nos asombramos
de su incapacidad de entender la realidad y de las reacciones de los más
atrevidos. Juzgamos a los medios, y los culpamos, acertadamente, de ser los
causantes de esta disociación masiva, pero no pensamos en cómo es que logran
este efecto en ellos. La sociedad capitalista tiene en la tele y el resto de
los medios la fuente de sus ideas, con sus argumentos listos para defenderlas.
El grueso de los que votaron a favor de Capriles, representa una ideología y una
espiritualidad, son el reflejo de la realidad mediática, la síntesis neurótica
de necesidades vanas, egolatría y sensibilidad reprimida.
Y sí, tienen razón de sentir así. ¿Por
qué tendría que ser distinto, si los "valores" que dominan la
sociedad son los que los definen? Nosotros, somos los que desentonamos, la
falla del sistema que lo controla todo. Seguimos a Chávez porque es la voz que
viene de lo más hondo del pueblo humilde, expoliado y despreciado, y algo, que
muchos no sabemos bien qué es, nos hace eco de esa voz que trajo consigo una
verdad tan insurrecta como incomprendida.
Ésta, no es una batalla electoral, es
una batalla cultural, simbólica. Lo que se enfrentan son símbolos que
configuran nuestras realidades. Todo es simbólico.
Dormimos con el enemigo. Apoyamos al
comandante, seguimos esa verdad que representa, pero tenemos incrustados, en
nuestras mentes, los símbolos del capitalismo, y así batallamos a quienes
siendo nuestros iguales, trabajadores como nosotros, defienden a los capitalistas,
a la sociedad que no quieren modificar, al mundo que no entienden que hay que
salvar.
La mayoría de nosotros sabe que el
capitalismo propone la concentración de la riqueza social de los que se
reconocen como únicos capaces de guiar al resto, estableciendo relaciones de
explotación basadas en el todos contra todos, en el egoísmo. El socialismo, en
cambio, tiene como fundamento espiritual al amor, a la solidaridad, porque no
puedes explotar a quien amas, a quien consideras tu igual. Proyectado a la
sociedad, el socialismo, plantea nuevas
relaciones entre los seres humanos, y de la humanidad con el mundo natural, la
repartición igualitaria de la riqueza que producimos con nuestro trabajo, el
consumo racional de los recursos naturales.
En nuestro entorno ¿Qué valores
alimentamos más?
¿MUD o descontento?
Ganamos la batalla electoral el
pasado 7 de octubre. Pero ¿Cómo quedamos en la guerra simbólica? Los logros de
la Revolución Bolivariana son tan grandes que la respuesta en votos debe ser
gigante. Pero no es así. Ganamos la elección pero nos vemos comprometidos en la
guerra simbólica.
Esto debe hacernos pensar en los
estímulos materiales que nuestro Gobierno Bolivariano promueve. Ciertamente es
una deuda social que está siendo saldada, pero la recompensa espiritual debe
estar por encima de todo lo material. Debemos educar, hacer entender que las
misiones, las viviendas, los logros, son parte de una lucha por hacer a nuestra
nación más igualitaria y justa, que esto
no sería posible con otro gobierno, y menos con uno de derecha.
Entonces ¿La contrarrevolución creció
por apoyar la propuesta de gobierno de la Mud, o porque lograron captar el
descontento, consecuencia de las fallas que la Revolución Bolivariana ha
tenido?
Quizá, la respuesta sea: todas las
anteriores. La mayor parte de los que se oponen a Chávez se oponen a sí mismos,
a la herencia de Bolívar, a la integración de Nuestra América, a nuestro deber
de guiar a la humanidad a su evolución espiritual. Desencantados o no, de la
Revolución Bolivariana, este voto es un voto inconsciente, inmaduro. El candidato
opositor se dedicó a captar este voto, y lo consiguió.
Lo más grave es que hicimos lo mismo
que los que se oponen a la revolución, buscamos voto sin conciencia.
Corazón venezolano
El pacto de nuestro gobierno
bolivariano con la derecha no tiene cabida. Debemos, por el contrario, como
pueblo y gobierno, profundizar los cambios ofrecidos por la Revolución, y en
este sentido, como parte del trabajo del Sistema Nacional de Medios Públicos,
debemos darle espacio a las propuestas de las organizaciones de todo tipo
hermanadas con la construcción del socialismo y promover los valores de la
sociedad socialista, valores que se expresan en lo ideológico, y por tanto en
lo político y lo económico, pero también los valores que dibujan la sociedad
socialista del futuro, expresados en lo espiritual, y para abarcarlo todo, en
lo cultural, porque lo que propone la revolución es una cultura: la cultura de
una sociedad socialista.
El enriquecimiento de nuestro
análisis depende entonces, de comprender que la cultura, que lo cultural lo
abarca todo. Lo que pensamos, lo que hacemos, lo que comemos, lo que vestimos,
lo que escuchamos, lo que "nos gusta" es reflejo de nuestros valores.
Y si estamos en camino al socialismo, esa transición está llena de contradicciones,
pues los valores capitalistas nos atan al pasado y nuestras convicciones,
nuestras ideas, nuestros sentires, nos
llaman al futuro.
En el Canal Clásico, de Radio
Nacional Venezuela, como productores, el trabajo que hacemos es exaltar y
difundir los valores del pueblo venezolano, los que están en su canto y en sus
danzas, en su música y poesía. "La savia para ser fruto, debe entrar por
la raíz", cantó Alí Primera. Muchos antes que nosotros ya plantearon el
regreso a la raíz para fundar el mundo nuevo, sólo que ahora estamos en el
tiempo de hacerlo.
La Revolución Bolivariana es el
regreso a las raíces para construir lo nuevo, con ella comprendimos la magnitud
de la gesta de nuestra independencia con todos los hombres y mujeres que
sembraron su sangre en nuestra tierra y la magnitud y trascendencia del
pensamiento de nuestro padre Bolívar.
No detengamos los cambios, pensemos
que así como pasa con la comida basura, que nos mata lentamente, pasa con la
música basura, con el pensamiento basura, que es anti amoroso, que nos aleja de
nuestra esencia humana. Es muy fácil notar eso en las invasiones del
imperialismo, pues acompañan las masacres con la eliminación de sus formas de
organización, de su historia, de su música, todo esto para fundar la cultura de
consumo, de centro comercial, de egoísmo.
Tenemos que soltar esos valores
basura que obstaculizan el tránsito a la sociedad socialista.
Escuchemos, valoremos, difundamos
nuestra música tradicional venezolana porque es la síntesis espiritual de
nuestro pueblo. Chávez es nuestro líder porque sintetiza lo que somos, como lo
hace nuestra música. Ella, es la que guarda lo más bello y puro, lo más humano,
lo que sintetiza, junto al Comandante, eso que plasmaron en el lema
"corazón venezolano"
"Alma buena e' Sabaneta, corazón
venezolano, corazón que sabe lo que quiere, corazón que sabe dónde va...
Comandante... Corazón venezolano..."
DT
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